Un poco más personal - Alice.

¡Hola! Seguro esperabas leer a Milú, pero ella no estará por aqui hoy, mucho gusto, me llamo Alice, conocí a Milú hace un tiempo, nos sentamos un rato a charlar un poco, una chica interesante pero un poco extraña (Si lees esto no me odies por decirlo en tu blog). En fin, descubrimos que nos entendíamos muy bien, le conté mi historia y ella decidió permitirme salir al mundo, que me conocieran, y vieran cuan oculta puede estar una persona dentro de su cotidianidad.
 Para que puedas entender mi historia, te contare un poco más de mi. Nací el mismo día que mi dueña, por mucho tiempo fui su mejor amiga, su compañera de juegos, de llantos y aprendizaje, dicen por allí que todos los niños son egocéntricos y egoístas. Y ¡que maravilloso es ser así! Sí, siempre he sido el alma de nuestra fiesta, solíamos elegir juntas todo lo que queríamos, desde ropa con brillos y colores llamativos, peluches de unicornios y arcoiris, hasta las mejores joyas de mamá cuando jugábamos a ser adultas; odiaba cuando jugando nos caíamos, raspábamos las manos o rompíamos nuestras rodillas, pero siempre era culpa de Diego ¿Cuándo no era culpa de él? Pero la historia no es sobre Diego, no aún. 
Es sobre mi, ¿Notaron cuanto amo hablar de mi? Suelo ser siempre carismática, divertida, siempre sonriente, cuando eramos pequeñas todos tenían que ver conmigo, amaba tanto cuando cepillábamos nuestro cabello juntas y cantábamos durante horas con el cepillo de micrófono frente a la cámara de papá; que tiempos eran aquellos, los extraño, los anhelo tanto, amaba ser el centro de atención. 


Pero un día, de repente todo comenzó a cambiar ya no jugábamos tanto juntas, no usábamos tanto brillo, todo empezó a oscurecer para mi. Ella siguió jugando, comenzó a crecer, a correr, saltar, ir a la escuela, a dibujar, a leer, comenzó a tener otras amigas aunque eran muy pocas, empezó a manejar bicicleta y a patinar, ya no compartía tanto conmigo, pero si le gustaba estar mucho con Diego, ¡Ay, no lo se! Quizás él la entendía mucho más, Diego tenia una sonrisa tan linda que me hacia odiarlo.

Durante muchos años estuve en la oscuridad, nos alejamos tanto; las dos crecimos y cada que nos encontrábamos notábamos que nuestros pensamientos eran distintos, yo por mi lado, siempre fui una chica inteligente, pero no era tanto mi interés, me volví ágil, nunca paraba de ejercitarme, practicaba algunos deportes extremos de vez en cuando, comía sano; seguía siendo el centro de atención pero me dolió tanto que nos alejáramos que esta vez solo era la parte mala y hasta indigna de mi, aquella que siempre estaba predispuesta y lista con una mala respuesta, una cara insensible, resistente e impermeable ante cualquier sentimiento absurdo que no fuese la vanidad y el deseo de poseer más.

Todo parecía mejorar, todo volvía a tener brillo para mi, aunque no fuese yo la protagonista de su vida, aunque no la viese siempre. Ella en cambio, era muy natural y hermosa, ¡tan inteligente! Siempre llevaba un libro a cuestas y sus lentes, se graduó en la secundaria e iba en la universidad con uno de los mejores promedios de sus promociones, realmente se convirtió en alguien brillante, sin necesidad de esforzarse. Pero era tímida, silenciosa e incluso poco amistosa; de vez en cuando sin que ella supiera, intentaba ayudarla a relacionarse y gracias a ello gano grandes amigos, personas que por lo menos me hacían estar tranquila de que ella estaría bien.

¿Qué más podía pedir? Las dos tenemos lo que queríamos, ya tenemos 19 años y nuestra mejor época. Todo iba tal cual lo habíamos planificado de pequeñas, cuando aún eramos mejores amigas. Pero de nuevo apareció Diego, esta vez mucho más guapo y con su sonrisa tan encantadora, fuerte, seguro de si mismo, inteligente ¡Tanto como ella! Lo que mas odio y amo a la vez de Diego es lo bondadoso que puede ser, es tan dulce, sublime, era quien de pequeñas nos hacia tranquilizar si temíamos o nos peleábamos, es quien sabe que esquina de la ciudad tiene la mejor corriente de brisa y camina por horas para llegar allí a simplemente estar, disfrutar. Diego es de esos chicos que solo conoces una vez, que te cede el puesto, que da los buenos días, que es caballero y sensible a la vez, que te escucha, te permite ser tú misma y permite que llores, incluso podría llorar contigo. 

Siempre sentí tanta envidia de ella, por pasar tanto tiempo con él y ser su confidente; al mismo tiempo sentía un poco de celos por el, de que fuese quien la protegía y hacia sonreír cuando dejamos de tratarnos, pero le agradecía que la cuidara tanto.

En ese momento y un sin fin de pensamientos rondando en mi, Diego me saluda.

- ¡Hola, Alice! Estas tan hermosa como siempre.
- Hola Diego, ¿Ahora qué quieres?
- Y veo que tan odiosa como siempre, solo te quería saludar, ya sabes, estaba por acá y quería venir a saber como estas, que habláramos un poco, te extraño, Alice.

Díganme ustedes, ¿Como rayos hace una chica como yo, para no caer rendida en los brazos de Diego? 

- Por favor, no aparezcas, no ahora. Estamos tranquilas, hemos estado muy bien desde que te fuiste, ella simplemente eligió quien ser y se desenvuelve muy bien. Yo también he seguido mi camino, Diego, erizas mi piel solo de verte, olerte, imagínate siquiera rozarte. Pero para mi siempre será primordial su tranquilidad, tú eres su tranquilidad, así que aléjate de mi por favor.

- Alice, ¿Por qué siempre has sido tan testaruda? Yo solo quería saber un poco de ti, compartir como antes lo hacíamos, se que solo yo podía sacar lo más dulce de ti, al igual que de ella. Pero te entiendo, Alice, solo déjame besar tu mejilla una vez más.

Mientras Diego se acercaba a mi, yo no sabia si pensar en abrazarlo y no soltarlo, pedirle que se alejara nuevamente o salir corriendo de ahí. Pero solo me paralice, no pude hacer nada, me quede allí disfrutando como todo él se unía por un momento conmigo mientras me besaba.

- Cuanto te quiero, cuan feliz me hace sentirte de nuevo, pero le estas haciendo daño Diego, puede que ya no vuelva a ser igual después de esto. De nuevo podríamos volver a la nada.

- Alice, no importa donde estemos, siempre estaré junto a ella y junto a ti. Yo no te quiero, yo te amo y espero volver unirme a ti algún día. Sabes muy bien que juntos podemos ser más, pero como las amo, prefiero cuidarlas, prefiero esperar. Ve y háblale, permitele de nuevo esa chispa con que siempre nos has hecho estar animados a los dos. 

Rozó mi mano y se marchó. Ya ella estaba empezando a desesperar, tuve que correr a socorrerla, a brillar de nuevo y con mi brillo enfrentar su oscuridad. Había llorado un poco junto a Diego cuando hablaron, se acurruco en él y la aconsejo. 

Ella me contó que él le devolvió aquel unicornio de arcoiris que habíamos elegido de pequeñas, ella lo tenia entre sus brazos y yo entre palabras la regresaba a la tranquilidad. Era difícil hablarle, era difícil explicarle lo que sucedía porque ella jamas lo entendería y era algo de comprender.

¿Quien podría entender a parte de nosotros, que eramos ella? 

Hola, me llamo Alice, tengo 19 años igual que mi dueña; Diego, ella y yo nacimos el 11 de Octubre de 1998. Somos la unica hija de Sophy y Alan, seguramente se preguntaran que demonios estan leyendo y por qué Milú me habra permitido ser conocida y aquí se los explicare.

Soy parte de las personalidades y emociones de mi dueña, Daly. Asi como Diego también lo es, nacimos y crecimos juntos, Diego y yo siempre nos hemos amado, pero hace muchos años, precisamente cuando estabamos en nuestro cumpleaños numero 10. Descubrimos que si nos tocabamos, nos fusionariamos y cambiariamos absolutamente la vida y personalidad de Daly, dañandola y confundiendola como en ese momento sucedio. 

Hoy, seguimos viviendo junto a Daly, Diego en su lugar y yo en el mio. Los tres nos desenvolvemos muy bien, como dije al inicio, hemos obtenido todo lo que de pequeños planificamos.

Pero solo habrá una cosa que jamás podre tener, y es a Diego. 

No se asusten, Daly es una persona natural, no tiene algún trastorno ni deben temerle. Todos tienen un Diego y una Alice dentro de ustedes, por supuesto con otros nombres, quizás no sean solo dos sino muchos más, desde que nacen, nosotros estamos junto a ustedes y somos quienes les permitimos aprender y les enseñamos como manejar, controlar y desarrollar todo aquello que reciben del mundo exterior.

Sí, a veces me gustaría ser una persona y que él también lo sea, así podríamos vivir felices nuestro amor, pero somos uno y gracias a eso Daly, es feliz.

Cuando termines de leer esto, espero haya sido un placer para ti conocer mi historia, conocerme a mi. Posiblemente, pronto Diego les escriba. Estoy segura que Milú se encargara de ello.

Con todo la belleza que un amor imposible puede tener, Alice. 


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